Hola chic@s!!!!
Estos días se celebra en Sevilla, como cada año, la Feria de Abril. Una fiesta que me apasiona por su luz, su colorido y la alegría que desprende, como de momento no he tenido oportunidad de ir, me conformo este año, con dedicarle este post, a todos los sevillanos, los amantes del flamenco y atodos los que hayais podido asistir.
Los orígenes de la Feria de Abril se encuentran en el 25 de agosto de 1846 cuando Narciso Bonaplata y José María de Ybarra redactaron una propuesta que llevaron al Cabildo Municipal
pidiendo que le autorizaran durante los días 19, 20 y 21 de Abril para
celebrar una feria anual, permiso que les fue concedido después de unos
"tiras y aflojas" con el alcalde Conde de Montelirio, que pensaba que ya
existían otras dos ferias muy próximas, la ganadera de Mairena del Alcor
(cuya Feria es la más antigua de Andalucía).
En marzo de 1847,
la reina Isabel II concedió a Sevilla el privilegio de feria,
celebrándose un mes más tarde la primera de la ciudad con la duración de
los tres días expresados.
Visto el éxito de sus primeras ediciones, el Ayuntamiento se vio obligado
a ir ampliando el lugar de celebración y la publicidad de la ocasión,
en 1890 es editado el primer cartel oficial anunciador de la feria, en
1910 se difunden folletos divulgativos. El año 1914 los tres días se
convierten en cinco, la añadidura del sexto día de feria se produciría
en 1952.
A partir de la década de 1920 la feria se empieza a parecer a lo que es
ahora, una ciudad artificial y efímera de sólo unos días de duración
donde se instalan casetas para el regocijo de los visitantes foráneos y
autóctonos, vendedores, juerguistas, curiosos, artistas y famosos.
Durante años el recinto de la feria se conoció como "la Pasarela",
debido a una estructura existente que era utilizada para cruzar la
calle, hasta el año 1973 que fue preciso reubicar las casetas por las
distintas demandas, de feriantes, organismos y público, el espacio se
quedó pequeño y su lugar de asentamiento fue el barrio de Los Remedios,
una zona con
nombre propio el "Real de la Feria", con calles que fueron bautizadas
con nombres de toreros de todas las épocas, adornadas de farolillos de
distintos colores que iluminan la oscuridad de la feria cuando cae la
noche.
Como la feria no deja de "crecer" se ha especulado que en un plazo
próximo cambie nuevamente de ubicación a un lugar de mayores
dimensiones, uno de los lugares estudiados, es la zona conocida como el
Charco de la Pava, antigua zona de aparcamientos de la Expo92,
utilizados en la actualidad como aparcamientos de la Feria, siendo el
mayor problema de estos, el que es una zona inundable.
El traje típico es el de la ciudad, su antigüedad se remonta a
los primeros tiempos de la feria, donde acudían las mujeres de los
tratantes o comerciantes, muchas de la etnia gitana
y también campesinas, vestían cómodas batas de faena, a las que se les
añadía dos o tres volantes que con el transcurrir de los tiempos se
fueron convirtiendo en moda, además de ser una prenda cómoda de llevar,
realzaba el cuerpo femenino dándole un toque de sensualidad que no
conseguían con otras ropas. Este hecho llamó tanto la atención que las
distintas clases de alta cuna comenzaron a copiar la indumentaria a
partir de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. El traje de flamenca había dado el salto a formar parte de la moda.
Con el tiempo, aquella bata que comenzó siendo una prenda cómoda de
llevar a faenar, pasó a ser el "traje de feria" para grandes y pequeñas,
familias acomodadas y humildes, no había distinción de clases ni edad, y
su evolución fue paralela con el resto de diseños que se actualizaban
con cada época, apareciendo con distintos escotes, pelo recogido de una
manera u otra, traje ceñido o más suelto, acompañándose con otros
complementos como son las flores, collares, pendientes, mantones de Manila... en pocas palabras, en constante evolución sin dejar de ser una prenda cómoda y vistosa de llevar.
Comer y beber es uno de los principales placeres que disfruta todo
visitante de la Feria. Todas las casetas y multitud de puestos
ambulantes, ofertan una amplia gama de manjares que permiten al público
satisfacer su apetito o su sed en cualquier momento del día.
Sin duda, el primer gran encuentro gastronómico de la Feria es la llamada "noche del pescaíto".
Esta cena, incorporación reciente a los usos tradicionales de la
ciudad, queda restringida sólo a los socios de las casetas y se celebra
el lunes para recibir la fiesta y confraternizar entre ellos. Suele
durar hasta poco después de la "prueba del alumbrado" de la portada y el
Real, siendo esto alrededor de la medianoche. El plato estrella de esta
cena, como su propio nombre indica, es el pescado frito. Es costumbre
servir una selección de pescados frescos, tales como las pijotas,
boquerones, pescada, acedías, adobo y calamares.
Junto al pescado, se sirven como entremeses o acompañándolo distintos
platos, que pueden variar según la caseta que se trate. Como norma
general no faltará el jamón ibérico o langostinos de Sanlúcar. Todos
estos platos se acompañan con manzanilla o con cualquier otra bebida al
gusto (cerveza, refresco o el "rebujito"). Sin embargo, el vino
tradicional de la feria es el fino de Jerez, que por su mayor sequedad
ha ido perdiendo espacio frente a la más ligera manzanilla de.
Así que a disfrutar un años más de esta bonita fiesta, de reseñada fama y cita ineludible para muchos. ¡Que ganas de poder ir!, buena feria para los que la puedan vivir y para el resto el firme propósito de asistir, que no tengo ni idea de bailar sevillanas pero me encanta todo ese ambiente.
Un beso muy fuerte para todo Sevilla y olé.